Spaemann: la benevolencia es gradual

Spaemann, Robert. 2014. Sobre Dios y el Mundo. Una autobiografía dialogada, Biblioteca Palabra, cap. VIII.

La benevolencia es gradual. He de ser benevolente con todos, pero no en igual medida. Los utilitaristas quieren jugar a ser Dios, y razonan desde un punto de vista sobrehumano, desde el bonum universi. En Tomás de Aquino encontré un ejemplo que frecuentemente cito. Afirma que los deberes de los seres humanos son diversos. Menciona el caso de un delincuente que ha cometido homicidio y es buscado por el rey. Es deber del rey atraparlo y castigarlo. Sin embargo, el deber de la mujer del delincuente es ayudar a su marido si quiere ocultarse. ¿Cómo juzgarían ese caso Sócrates o Platón? Ellos piensan de forma totalitaria. No reconocerían el deber de la mujer del delincuente. No habría miramiento alguno para la persona. Por el contrario, Tomás resaltaba que la mujer tendría que cuidar del bonum de la familia. De todas maneras, hay unos límites para ambos: el rey tiene que respetar el hecho de que la mujer tiene otro deber. Él, como rey, no debe castigarla porque haya ocultado a su marido. Por lo demás, esto lo convalida nuestro ordenamiento jurídico de forma general. Está previsto el derecho a no declarar, en caso de que haya consecuencias penales, si se trata de un familiar cercano del acusado. Esto es antitotalitario. Aquí se reconoce el ordo amoris. Ahora bien, la mujer del asesino no puede convertirse en terrorista. En la famosa tragedia de Sófocles, tampoco Antígona mata a Creonte ni pide a nadie que le mate. Comprende que cada uno ha de cumplir con su deber. En cambio, Creonte debería respetar que Antígona tiene el deber de enterrar a su hermano. Los hombres soportan diversas responsabilidades que también les pueden estorbar recíprocamente. Puede ser dramático que un juez tenga que condenar a su propio hijo, como el caso de Bruto que narra Plutarco. Pero eso también puede evitarlo nuestro ordenamiento jurídico. En tales casos, el juez puede y debe inhibirse. Nuestra responsabilidad es gradual. Pero existe una responsabilidad elemental que todos los miembros de la familia humana soportan mutuamente. Siempre me impresiona el pasaje bíblico que informa del primer homicidio, un fratricidio. Dios no imputa primeramente a Caín el asesinato, sino que le pregunta: «¿ Dónde está tu hermano Abel?». Evidentemente, espera de Caín que sepa dónde está su hermano. Y, desde luego, Caín lo sabe: «¿ Acaso soy el guardián de mi hermano?». Dios da por supuesto que Caín es el guardián de su hermano. Espera de él no solo respeto, sino también solidaridad. La solidaridad no entra en la representación liberal de la responsabilidad ética. Si tienen razón los liberales, cada hombre es su propio guardián, y no tiene por qué saber dónde está su hermano. Pero precisamente esto es lo que espera Dios, según el libro del Génesis.

Acerca de Martin Montoya

I am Professor of "Ethics", "Philosophical Anthropology", and "History of Contemporary Philosophy" at the University of Navarra, researching on practical philosophy.
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