Kierkegaard: la responsabilidad del héroe trágico y del caballero de la fe

Quevedo, Amalia. 2006. En el último instante. La lectura contemporánea del sacrificio de Abraham, Ediciones Internacionales Universitarias S.A: 136.

El caballero de la fe está completamente aislado; él mismo es la paradoja, el Particular, sin conexiones ni ponderaciones: sólo puede confiar en sí mismo, está solo en su empresa, en continua tensión, y se martiriza con suspiros inexpresables. El caballero de la fe sólo puede recurrir a sí mismo; sabe del dolor de no poder hacerse comprender, no siente deseos de enseñar ni vanidad; su dolor es su certeza. Por esto, el auténtico caballero de la fe es testigo, nunca maestro; ahí radica su profunda humanidad. El héroe trágico desconoce en cambio la tremenda responsabilidad de la soledad: expresa lo general y se sacrifica por él: cumple su tarea y encuentra reposo en lo general, se alivia llorando y gritando. El héroe trágico se sacrifica a sí mismo y lo que posee por lo general; todos sus actos y movimientos pertenecen a lo general: se manifiesta, y en esa manifestación es el bienamado de la ética. Abraham, por el contrario, no hace nada en favor de lo general, y permanece oculto. En el caballero de la fe se identifican el deber y el deseo, pero él renuncia a ambos: el deber absoluto se lo exige. Su acto es así expresión del deber absoluto. También en el héroe trágico se identifican el deber y el deseo, pero porque éste transforma el deber en deseo. Su acción constituye una elevada expresión del deber, pero no del deber absoluto.

Acerca de Martin Montoya

I am Professor of "Ethics", "Philosophical Anthropology", and "History of Contemporary Philosophy" at the University of Navarra, researching on practical philosophy.
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