Ofensas

Ugarte Corcuera, Francisco. 2004. Del resentimiento al perdón. Una puerta a la felicidad, Rialp: 22-23.

Hay un modo de reaccionar ante las ofensas que se caracteriza sobre todo por su pasividad; consiste sencillamente en retraerse o distanciarse de quien ha cometido la agresión, en ocasiones incluso retirándole la palabra. Los mexicanos solemos calificarlo con el verbo sentirse y Peñalosa lo describe con precisión y buen humor: ‘La susceptibilidad está a flor de piel. Es tan fácil ofender al mexicano. Basta con rozarle la ropa; darle un pequeño empujón, involuntario desde luego, en el tumulto del autobús; quedarse viendo por un segundo a la esposa, así sea para constatar su fealdad, porque dos segundos ya no se resistirían; saludarlo con la cara seria, simplemente porque uno trae un dolor de muelas. Al mexicano no hay que lastimarlo ni con el pétalo de una rosa. Porque se siente. Sentirse es verbo reflexivo que conjugamos todo el día, y que no es fácil hallarle digna explicación filológica, por la sencilla razón de que “sentirse” es un verbo que registra más el alma mexicana que la gramática española. Estar sentido con alguien es lo mismo que estar dolido, triste, enojado por algún desaire que nos hicieron. Muchas veces real y, muchas más, aparente

Acerca de Martin Montoya

I am Professor of "Ethics", "Philosophical Anthropology", and "History of Contemporary Philosophy" at the University of Navarra, researching on practical philosophy.
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