Ugarte Corcuera, Francisco. 2004. Del resentimiento al perdón. Una puerta a la felicidad, Rialp: 26.
El verdadero daño lo padece el resentido, aunque su intención se dirija contra un tercero. Alguien decía con acierto que ‘el resentimiento es un veneno que me tomo yo, esperando que le haga daño al otro’. En efecto, puede ocurrir que aquél contra quien va el rencor ni siquiera se entere, mientras quien lo va vivenciando se está carcomiendo por dentro. Un veneno tiene efectos destructivos para el organismo y el resentimiento que lo produce es frustración, tristeza, amargura del alma. Es probablemente, como decíamos al principio, el peor enemigo de la felicidad porque impide enfocar la vida positivamente y aleja a la persona del bien que le corresponde como ser humano