Rodriguez Luño, Ángel. 2015. La difamación, Rialp: 33-35.
A la fama o reputación aspira una tendencia que, siguiendo el estudio de Lersch, podemos llamar necesidad de ser estimado por los demás [43]. Es característica distintiva del ser humano consciente de sí mismo. Tal consciencia se refiere al individuo no solo como centro vital que tiene necesidad de conservarse, de alimento, etc., sino también como portador de una dignidad y de valores individuales de significado objetivo, en virtud de los cuales se inserta en el orden jerárquico de la realidad. Desde el punto de vista evolutivo, el sentido de la propia dignidad y valor individual se forma, sobre todo, a partir del concepto que los demás tienen de nosotros y de la comunidad a la que pertenecemos (la propia familia, la ciudad y la nación en que hemos nacido, la comunidad religiosa y el grupo étnico al que pertenecemos). Por eso en el periodo infantil la estima de los demás (de la madre, del padre, de los hermanos) es necesaria para la normal constitución psicológica y ética de la personalidad. No es difícil entender que quedaría gravemente comprometido el desarrollo psicológico, y quizá también físico, del niño que desde que se acerca a la madre para alimentarse y luego a lo largo de su infancia, se encuentra ante un rostro contraído por una expresión de odio o desprecio. Sin una estima adecuada a la real condición de las personas (padre, madre, hermanos), ni demasiado alta ni demasiado baja, el equilibrio psicológico de la persona humana es difícil, si no casi imposible.
[43]: Cfr. Ph. Lersch, La estructura de la personalidad, 4ª ed., Scientia, Barcelona 1966, pp.134-141. Para una visión sintética de la descripción de las tendencias humanas propuestas por Lersch, véase E. Colom y Á. Rodríguez Luño, Scelti in Cristo per essere santi, I: Moral fundamentale, reimpresión de la 3ª edición, Edusc, Roma 2013, pp. 151-156.