Frankfurt, Harry G. 2004. Las razones del amor. El sentido de nuestras vidas, Paidós: 85.
[E]l encontrarnos con la necesidad volitiva o racional elimina la incertidumbre, y de esta manera se relajan las inhibiciones e indecisiones que nos causan nuestras dudas. Cuando la razón demuestra qué es lo que debe ser, ello pone fin a cualquier inquietud que podamos sentir sobre lo que tenemos que creer… Descubrir cómo deben ser necesariamente las cosas nos permite -de hecho, nos exige- abandonar la enfermiza limitación que nos imponemos a nosotros mismos cuando no sabemos qué pensar. Nada impide que creamos algo sin reservas. Nada se interpone ante una convicción firme y pausada. Nos liberamos del bloqueo que produce la indecisión y ello nos permite aprobarnos sin reservas.
Al ser cautivados por nuestro amante, nos liberamos de los impedimentos para la acción y la acción consistentes en no tener fines últimos o en vernos irremisiblemente arrastrados en una u otra dirección. De este modo, superamos la indiferencia y la imprecisa ambivalencia que pueden afectar radicalmente nuestra capacidad de elegir y de actuar. El hecho de que no podamos evitar amar, y que por tanto no podamos evitar ser guiados por los intereses de lo que amamos, nos ayuda a asegurar que no vagamos sin rumbo ni nos privamos de que nuestra vida adopte un curso práctico coherente.