González, Ana Marta. 2016. La articulación ética de la vida social, Comares: 5.
[En el libro de la Política,] Aristóteles parece presentar al hombre como un animal entre otros, si acaso «más social» que otros que también dan signos de sociabilidad; pero, para probar su tesis, pone en juego un argumento cualitativo, que extrae de la experiencia: solo el ser humano entre los demás animales está dotado de palabra. Aristóteles insiste: no solo de voz, sino de palabra. La diferencia entre una cosa y otra la deja bien clara el texto que menos leído [Pol. I, 2, 1253 a 10-12]: mientras que la voz permite únicamente comunicar estados subjetivos de placer y dolor, la palabra permite la manifestación de contenidos y valores objetivos, relativamente independientes de nuestras disposiciones anímicas. Y esto justamente -la posibilidad de establecer una comunicación basada en contenidos y valores de los que todos podemos participar- es lo que funda la especificidad de la convivencia humana.