Llano, Alejandro. 2013. Deseo y amor, Ediciones Encuentro: 191.
La anticipación temporal no es lo decisivo en el enamoramiento. El atisbo inicial no es la causa del amor, ni siquiera su origen. Lo que despierta la atención volitiva es un fenómeno más complejo, en el que lo esencial no estriba en la belleza estéticamente apreciable, ni siquiera en la atracción corporal. De muchas maneras lo dice la sabiduría popular y resulta cierto a poco que se piense: lo que el cuerpo refleja -incluso a primera vista- es la entera persona. Su instalación en la vida, su carácter, su estilo, se descubren en esa captación directa e inmediata, anterior al lenguaje y a la acción, que llamamos «empatía», la cual es un conocimiento inmediato e instantáneo, no discursivo ni crítico. Para comprender aún mejor lo que sucede, es preciso dar un paso más desde la formulación popular tan acertada, según la cual el rostro es el espejo del alma, hasta otra todavía más certera, aunque un poco más ardua de entender: el alma es el rostro. La propia persona -su espíritu, si se quiere- hace ser al cuerpo, que ella misma también es.