Kapuscinski, Ryszard. 2007. Encuentro con el Otro, Crónicas-Anagrama: 66-67.
[L]a cultura -vaya, también el mismo ser humano- se forma en situación de contacto con Otros (por eso todo depende en tal medida de ese contacto). Para Simmel, el individuo no se forma sino en un proceso de relación, de vinculación con los Otros. Lo mismo afirma Sapir: «El verdadero lugar donde se desarrolla la cultura está en la interacción entre personas». Los Otros -repitámoslo una vez más- son el espejo en que nos reflejamos y que nos hace conscientes de quiénes somos. Mientras no había salido de mi país, no tenía conciencia de ser blanco y de que tal cosa podía tener alguna influencia sobre mi vida. Sólo cuando me encontré en África, enseguida me la hizo tomar el aspecto de sus habitantes. Gracias a ellos descubrí el color de mi piel, algo en lo que jamás se me habría ocurrido pensar. Los Otros proyectan luz sobre mi propia historia. Al oír hablar de los campos de concentración nazis y de los gulags soviéticos, se asombraban de que el blanco pudiera ser tan cruel con otro blanco. ¿Por qué los blancos se odiaban hasta el extremo de asesinar a sus semejantes a millones? A sus ojos, en el siglo XX la raza blanca se había suicidado. Esto les dio valor para empezar su lucha contra el colonialismo.