Ugarte Corcuera, Francisco. 2004. Del resentimiento al perdón. Una puerta a la felicidad, Rialp: 64.
Cómo perdonar: La persona que se deja dominar por su imaginación e inventa agravios o exagera los que recibe, lo mismo quien no distingue lo excusable de lo culpable en el supuesto agresor, se considera obligada a perdonar lo innecesario, con lo que la tarea del perdón se hace mucho más difícil. Pero también es equivocado el camino contrario, el del que aquél que no quiere reconocer las bondades del perdón ante la ofensa real que ha recibido y pretende ignorarla u olvidarla para no tener que perdonarla. En este caso, el efecto del agravio queda dentro, no se resuelve porque no se ha perdonado. Por eso, resulta conveniente someter las ofensas a un análisis riguroso para eliminar la exageración y lo imaginario de nuestra interpretación, aislar lo excusable, pero al mismo tiempo reconocer la ofensa con objetividad. En otras palabras, para perdonar hay que ser realista.