Recuerdo, olvido y acción

Safranski, Rüdiger. 2017. Tiempo. La dimensión temporal y el arte de vivir, Tusquets Editores: 52-53.

El olvido pertenece a la acción clemente de nuestra naturaleza, que en realidad sólo quiere conservar en el recuerdo lo necesario para la acción. Ahora bien, por lo regular el recuerdo va mucho más allá de ese límite. En efecto, no sólo recordamos lo que necesitamos ahora para nuestros fines prácticos. Una y otra vez, escribe Henri Bergson en 1907 en su Evolucion creadora: “Un par de recuerdos superfluos logran siempre colarse como bienes de lujo a través de la puerta entornada. Ellos, los mensajeros del inconsciente nos anuncian lo que arrastramos detrás de nosotros sin saberlo” (Henri Bergson, Philosophie der Dauer [Filosofía de la duración], págs. 59 y sig.) Lo que arrastramos detrás de nosotros, este gran saco de recuerdos, borrosos en la mayoría de los casos, puede hacerse tan pesado, que impida la movilidad abierta al futuro. La consecuencia es el refrenamiento de la acción. Jorge Luis Borges imaginó a un hombre que no puede olvidar (Jorge Luis Borges, Das unerbittliche Gedächtnis [La memoria implacable], págs. 93 y sigs.) Es un puro horror. El protagonista no puede moverse por tanto pasado que se mantiene presente. Está lleno hasta desbordarse, no puede añadirse en él ningún futuro, y tampoco ningún presente. En este experimento mental debe advertirse que acción significa también dejar fluir el tiempo, con la confianza en que no se estanque detrás, en la memoria. El que actúa construye sobre su sana capacidad de olvidar, y por lo general es el primero que se perdona algo. Quizá no es posible actuar de otra manera.

Quien comienza, actúa. La acción siempre lleva en sí también algo de violento, arranca de lo persistente, no sólo se deja impulsar y arrastrar, toma además la iniciativa y estrecha así el horizonte del tiempo a lo relevante para la acción. Es deseable la circunspección, pero también es inevitable cierta desconsideración. Si quisiéramos examinar todos los presupuestos de nuestra acción y ponderar todas sus consecuencias, nunca acabaríamos con esta tarea, y nunca podríamos iniciar la acción. Si nos hemos abierto paso hacia ese comienzo, cada acción tiende un nuevo hilo en el tejido interminable del mundo, con consecuencias igualmente imprevisibles, pero con un comienzo claro.

Acerca de Martin Montoya

I am Professor of Ethics, Philosophical Anthropology, and History of Contemporary Philosophy at the University of Navarra, researching on practical philosophy.
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